Himno de la Alegría
Del Libro Almanaque Escuela Para Todos 2003
La música y las canciones unen a todos los pueblos sin importar si son pobres o ricos o si tienen diferentes idiomas y costumbres. La música hace el milagro de que todos los seres humanos, al oírla o al cantarla, se sientan cobijados bajo un mismo cielo azul y una misma esperanza.
La música del Himno de la Alegría fue hecha hace muchísimos años. Fue compuesta por un hombre que aunque fue muy famoso y respetado, su vida fue muy dura y triste.
Este gran músico y compositor se llamó Ludwig van Beethoven. Nació en Bonn, una ciudad de Alemania, en 1770 y falleció en Viena, la capital de Austria, en 1827. Desde los 6 años de edad demostró su sorprendente talento musical. Ese talento lo hizo componer durante toda su vida un sin fin de obras musicales. Pero una tragedia lo persiguió desde que tenía 26 años: empezó a tener problemas de sordera y quedó completamente sordo antes de cumplir los 50.
Para un músico quedarse en un absoluto y oscuro silencio debe ser algo espantoso. Pero ese silencio lo pudo llenar Beethoven con toda la música que escribió. No la podía oír como cualquier ser humano. Pero la podía sentir como muy pocos seres humanos pueden sentirla. Y al sentirla tan profundamente, puso todo su corazón, toda su alma, todos sus anhelos y alegrías, todas sus tristezas y angustias, en cada nota que escribió.
Cuando estaba en ese absoluto silencio compuso la Novena Sinfonía. Esta sinfonía está dividida en cuatro partes y en la última, Beethoven le pone música a un poema que se llama Oda a la Alegría, que había escrito el poeta alemán Schiller. Este poema es un canto a la libertad y a la alegría.
En el año 1986, la Unión Europea, usó la música de la última parte de esa sinfonía, para hacer su himno. La Unión Europea está compuesta por varios países que trabajan juntos para encontrar soluciones a sus problemas económicos y políticos.
Cuando se estrenó la Novena Sinfonía, Beethoven dijo: “No fui yo quien la compuso, fue Dios”.
En 1989 cayó el Muro de Berlín uniendo a las dos Alemanias en una sola nación. Cuando por fin pudieron abrazarse las familias, los amigos y los hermanos después de tantos años de amargura por estar separados; mientras alrededor de 500 mil personas cruzaban la frontera ya abierta, en la víspera de Navidad, se tocó la Novena Sinfonía, dando a entender con esa música que nada ni nadie puede ir en contra de la libertad.
Muchas personas no han escuchado nunca la Novena Sinfonía pero casi todo el mundo ha oído y hasta tarareado parte de sus notas. Y es que un autor desconocido le puso otra letra, que es muy sencilla y “pegajosa”, a esa misma música. Se cantó muchas veces cuando vino el Papa Juan Pablo II a nuestras tierras y se reunía con los jóvenes de cada país. La letra es muy simple pero muy hermosa y es también un canto a la hermandad entre los hombres. A esta canción la conocemos como “Himno de la Alegría”. Su letra la podrá encontrar en El Cancionero de este Almanaque.