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Pueblos / Costumbres

Un pueblo de la India

By febrero 22, 2019enero 20th, 2020No Comments

Un pueblo de la India

 

Del Libro Almanaque Escuela Para Todos 2001


Los orígenes de este pueblo se desconocen, pero de acuerdo con la tradición, los Rabari vienen de un lugar llamado Rajasthan, situado en el gran desierto de la India.

 

La India es un inmenso país situado en la parte sur del continente asiático. Se extiende desde la gran barrera montañosa del Himalaya en el norte, hasta el Océano Indico, en el sur. Tiene una extensión de 3 millones 165 mil kilómetros cuadrados. En este extenso territorio viven aproximadamente mil millones de personas. Sólo la China tiene más habitantes.

Por la gran extensión de este país, por las altas montañas, los desiertos, los ríos y otros obstáculos naturales, se ha hecho muy difícil la comunicación entre los pueblos. Debido a esto hay poblados que casi no tienen contacto con otros y no se han mezclado. Por ello han conservado su propia forma de vida a través de los siglos. Son sociedades que tienen sus propias culturas y costumbres.

Los hombres duermen en el suelo y se turnan para cuidar los rebaños.

Uno de estos pueblos de la India es el de los llamados Rabari. Es de pastores semi nómadas, que no viven todo el año en un mismo lugar. Ellos se dedican a la cría de animales, principalmente camellos, ovejas y cabras. Para buscarles la comida tienen que viajar de un lado a otro. A través del tiempo se han extendido a varias regiones. Su nombre Rabari significa que son “distintos”.

Durante el verano, cuando escasean los alimentos y el pasto para los animales, los pastores viajan al sur a través del desierto y recorren los campos con sus rebaños en busca de pastos y así pueden sobrevivir. Luego regresan a su pueblo antes de la llegada de los monzones que son las grandes lluvias que azotan a la India y a otros países de la región.

Los viajes hacia el sur los realizan en grupos de unas 60 personas que comprenden varias familias. Avanzan más o menos 30 kilómetros al día. Luego levantan sus campamentos en un lugar cercano a un pozo o a una fuente.

En esos sitios abundan unas plantas con espinas. Cada quien tiene una labor que cumplir. Unas mujeres traen cargas de ramas espinosas para preparar el fuego. Usan palos de unos tres metros de largo para golpear las ramas y doblar las espinas. Otras van en busca de agua a un pozo cercano y vuelven cargando sobre sus cabezas hermosos cántaros de bronce llenos de agua. Los hombres se encargan de reunir rebaños de hasta cinco mil ovejas y corderos.

Los niños se unen al grupo de los hombres cuando aprenden a cuidar el ganado.

Por la noche la familia coloca sus pertenencias en una especie de cabaña cubierta, para protegerlas de las termitas que son capaces de terminar con todo en una sola noche. Las mujeres y los niños duermen en camastros y se protegen del frío con unas gruesas colchas. Para cocinar colocan tres piedras grandes en forma de triángulo. Preparan cada mañana una comida que consiste en un tipo de pan tostado hecho con mijo molido y una sopa de leche agria condimentada con sal y especias. Esta es la comida de la mañana y de la tarde. También se toma la leche fresca de cabra y un té muy fuerte y bien endulzado.

Estos largos viajes sirven de entrenamiento para los niños. Las niñas hacen pequeños bordados y juegan con vasijas de cobre que se ponen en la cabeza como lo harán de grandes, y también hacen pequeños panes. Los niños aprenden a cuidar el ganado. Cuando tienen nueve o 10 años se unen al grupo de los hombres que salen del campamento por las mañanas.

Las mujeres Rabari pueden salir solas a hacer las compras de la casa y no necesitan cubrirse el rostro con un velo, como es costumbre en esos lugares. Ellas se adornan con tatuajes la cara y el cuello, los brazos y las piernas. Usan bellas pulseras y collares de plata. Generalmente son joyas de familia que pasan de madre a hija.

Una leyenda dice que las mujeres Rabari se visten de negro en recuerdo de una bella muchacha que se enamoró de un rey vecino. Como los de su tribu no le permitieron casarse con el rey, él masacró a todo el pueblo. Para salvarse de la muerte la muchacha le pidió a la Madre Tierra que la socorriera, entonces la Tierra se abrió y se la tragó. Desde entonces las mujeres Rabari visten de negro y el lugar donde la muchacha desapareció es venerado como sagrado.

Antiguamente era más fácil la tarea anual de salir a buscar pastos porque en la India había grandes extensiones de tierra de pastoreo. Los hombres emigraban con la familia y sus pertenencias y siempre encontraban tierras donde podían pastar sus animales. Existía una especie de “convenio” entre los pastores y los pequeños agricultores. Los agricultores permitían a los Rabari que llevaran a pastar sus animales a los campos después de recoger la cosecha, a cambio del estiércol que dejaban, el cual les servía como abono para sus tierras.

Hoy en día el pueblo Rabari se compone de unas 250 mil personas y tiene muchos problemas. Uno de los principales es causado por los sistemas modernos de riego colocados en los campos. Estos sistemas son un gran estorbo en las rutas de los pastores que ya no pueden pasar libremente.

Las mujeres por lo general visten de negro, son grandes organizadoras y su trabajo es tan valioso como el de los hombres.

Los pequeños agricultores que antes les ayudaban, ahora se han visto afectados por los avances de la agricultura moderna y se encuentran en la pobreza. Aunque desean conseguir el estiércol para abono que dejan los animales de los Rabari, se les dificulta el paso por las cercas que se levantaron. Muchos de los Rabari se han visto obligados a vender sus animales y a buscar otra forma de ganarse la vida.

Las dificultades son muchas, les roban los animales y no hay justicia para ellos. Las autoridades los acosan y les exigen pagar impuestos para poner a pastar a los animales en las tierras que antes recorrían libremente y sin problemas.

Muchos Rabari piensan que las posibilidades de continuar con la forma de vida que aprendieron de sus antepasados, disminuyen con cada cerca que se levanta en el camino y con cada nueva plantación agrícola que impide el paso del ganado por esas tierras.


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