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Personajes

Leonardo da Vinci

By marzo 7, 2019enero 23rd, 2020No Comments

Leonardo da Vinci

 

Del Libro Almanaque Escuela Para Todos 2014


Esta famosa pintura de la Última Cena fue hecha por Leonardo.

 

 

Hubo un muchachito que vivía en un pequeño poblado situado en un valle rodeado de montañas. Desde pequeño se sentía atraído por la belleza de la naturaleza que tenía a su alrededor. Amaba el campo con sus montañas, sus ríos, sus árboles, sus flores y sus animales. Se dice que, al pasar por el mercado, compraba pájaros enjaulados, solo para dejarlos salir y verlos volar en libertad.

Este muchachito se llamaba Leonardo. Como había nacido en un lugar llamado Vinci, a unos ochenta kilómetros de la ciudad de Florencia en Italia, llegó a ser conocido como Leonardo da Vinci.

Autorretrato de Leonardo en su vejez.

Florencia era, en ese momento, el lugar donde se estaba produciendo uno de los más grandes cambios culturales que ha tenido la humanidad y que se llamó el Renacimiento. Ahí llegaban, desde distintos lugares, personas muy destacadas por sus conocimientos o habilidades. Sus gobernantes, como lo fueron los de la familia Médici, apoyaban y favorecían las artes y la cultura, dándole su ayuda y respaldo a quienes las practicaban. Esto hizo de Florencia la ciudad más importante de esa época, que fue en la que le tocó vivir a Leonardo. Las personas se sentían más libres para conocer y estudiar el mundo que los rodeaba y a la vez se producía un gran desarrollo de las ciencias y de las artes, como la pintura, la escultura, la arquitectura, la literatura y la música.

Leonardo nació el 15 de abril de 1452. Su padre, don Piero Fruosino, era un hombre muy importante en Florencia. Y cuentan que su madre era una buena y humilde joven campesina llamada Caterina. Don Piero se había dado cuenta de que Leonardo tenía gran facilidad para pintar. Por eso, cuando el muchacho tenía 16 años, lo envió como aprendiz al taller de Andrea Verrocchio.

Andrea Verrocchio era un artista muy reconocido en Florencia. En su taller, la pintura y la escultura iban de la mano con otros oficios, como por ejemplo hacer joyería, fabricar y reparar instrumentos musicales y aparatos mecánicos.

No es de extrañar entonces, que en ese mundo lleno de oportunidades nuevas, Leonardo pudiera aprovechar y desarrollar al máximo sus habilidades. Desde muy joven, comenzó a estudiar a fondo la naturaleza. Así aprendió muchas cosas sobre las distintas formas de vida que existen, como lo son, el ser humano, los animales y las plantas. Todo ese aprendizaje lo aplicó en sus pinturas y en una gran cantidad de inventos nunca antes vistos. Probablemente, por eso una vez escribió: “Soy un discípulo de la experiencia”.

En Milán trabajó en el diseño y el modelado de la más grande estatua en bronce de un hombre a caballo. Pero antes de fundirla, la ciudad fue invadida y su trabajo de años fue destruido.

Sus primeros cuadros los hizo colaborando con su maestro y fueron de temas religiosos. Una parte del cuadro la pintaba Verrocchio y la otra parte Leonardo. Pero, poco a poco, empezó a crearlos por cuenta propia y de esta forma surgió este gran pintor en el mundo del arte.

El pincel parecía formar parte de su mano izquierda, que se movía libre y segura dando vida a todo lo que dibujaba y pintaba. Todas las pinturas de este gran artista, aún hoy en día, llaman poderosamente la atención, no solo por la gran habilidad técnica con que las hizo, sino también porque logró representar con gran sentimiento hasta el “alma de las personas”, a las que pintaba con una dulce sonrisa en sus rostros, que nadie ha podido igualar.

Algunas de sus pinturas están consideradas entre las más importantes y famosas de todos los tiempos. Por ejemplo, “La Mona Lisa” también conocida como “La Gioconda”, “La Virgen de las Rocas”, “La Anunciación”, “La Dama con el Armiño” y “La Última Cena” que fue pintada en las paredes de un convento en la ciudad de Milán, en Italia. Otras valiosas obras suyas se encuentran en importantes museos y galerías de Italia y de otros países del mundo. Vale la pena decir aquí que Leonardo no pintó muchas obras y que, por falta de tiempo, dejó algunas sin terminar, pues también dedicó parte de su intensa vida a otros estudios e intereses muy variados, como el diseño de máquinas y aparatos que, aunque entonces parecían muy adelantados para su época, hoy en día ya son una realidad.

Entre ellos están el tanque de guerra, los cohetes, el submarino, el automóvil, el helicóptero, los puentes prefabricados, el traje de buzo, los sistemas de alcantarillado, las represas de agua y muchas cosas más como las tijeras que hoy utilizamos.

Al fallecer, dejó más de cinco mil páginas de notas y dibujos de sus temas artísticos, de sus máquinas y de sus observaciones de la naturaleza y del cuerpo humano. Tal vez por ser zurdo la mayoría de sus escritos fueron hechos al revés.

Aunque Leonardo desarrolló la mayor parte de sus obras entre las ciudades de Florencia y Milán, también visitó otras importantes regiones de Italia, donde siempre dejó su profunda huella como artista, inventor y ser humano especial en todos los campos. Igualmente disfrutó de las montañas pues, además de observarlas cuidadosamente, era un apasionado escalador o alpinista. Sus estudios y observaciones fueron tan profundos que lo llevaron a conocer los más íntimos secretos de la naturaleza y a aplicarlos en sus creaciones. Por eso se ha dicho que Leonardo llegó a simbolizar, como ningún otro ser humano, la unión entre las ciencias y las artes. Es probablemente la persona con mayor número de talentos en distintas disciplinas que jamás haya existido.

Pasó sus últimos años trabajando e investigando, bajo la protección del rey de Francia Francisco I, en la región de Amboise. Allí murió a la edad de sesenta y siete años.

Así fue la vida de este pintor, arquitecto, artista, anatomista, botánico, científico, escritor, es cultor, filósofo, ingeniero, inventor, músico, poeta y urbanista que, no satisfecho aún con su portentosa obra, una vez dijo humildemente: “Quisiera hacer milagros”.


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