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Pueblos / Costumbres

Los Dogones, un pueblo de África

Los Dogones, un pueblo de África

Del Libro Almanaque Escuela Para Todos 2002

Este hoyo es el horno donde cocinan las tinajas de barro que hacen las mujeres. Aquí las vemos removiendo las cenizas para sacar las tinajas.

 

En el país de Malí, situado en el noroeste del continente de África, vive el pueblo de los dogones. Sus aldeas están esparcidas en un extenso territorio de suelos áridos y colinas rocosas, que forman grandes barrancos.

Las casas son de adobe y las construyen sobre la roca, a menudo encaramadas en el borde de un despeñadero, para dejar libre la tierra que se pueda cultivar. Siembran principalmente maíz, arroz y mijo, que son la base de su alimentación. También producen algodón, tabaco, sandías y cáñamo, que cambian con otros pueblos por pescado, sal, carne y vestidos.

En todas las aldeas hay graneros para guardar las cosechas y protegerlas de las ratas.

Durante siglos los dogones han vivido en paz y armonía. Para ellos la vida es sagrada. El robo y el crimen no existen en este pueblo. Cualquier problema lo resuelven pacíficamente por medio del diálogo.

Al jefe del pueblo lo llaman Hogon. Es a la vez el sacerdote y quien interpreta el conocimiento dogon, que se conserva en unos dibujos pintados por los antepasados en las paredes de unas cavernas.

Según los dogones, Dios creó el Universo a partir de una bola de barro. Después creó la Tierra, el agua, las plantas, los animales y, por último, a la primera pareja humana. Ellos ven a la naturaleza como su madre y al agua como la fuerza de vida del planeta.

Cada 50 años celebran una gran fiesta dedicada a la fertilidad y a la vida, en la que veneran a la estrella Sirio. Varios pueblos antiguos tenían especial veneración por esta estrella. Los egipcios, por ejemplo, se guiaban por ella para establecer su calendario.

Así representan los dogones las tres fases en que se puede observar a Sirio.

Sirio forma parte de la constelación o grupo de estrellas llamado Can Mayor. Tiene un color blanco azulado y es la estrella que más brilla en el cielo. Solo los planetas Venus y Júpiter se pueden ver aún más luminosos. Desde finales de noviembre hasta finales de febrero, Sirio se puede ver muy bien. El 31 de diciembre a la medianoche está casi arriba de nuestras cabezas.

En el año 1844, un astrónomo alemán descubrió lo que parecía ser una estrella compañera de Sirio. Lo curioso es que los dogones siempre han creído que Sirio está compuesta por tres estrellas y así lo representan en sus dibujos. A cada una le tienen un nombre distinto. A la más grande la llaman Sigi Tolo, a la segunda Po Tolo y a la más pequeña Emma ya Tolo.

Durante mucho tiempo se pensó que esto de las tres estrellas era solo una creencia religiosa de los dogones. Pero en el año 1862, y a través de un telescopio de aquellos tiempos, se confirmó que una estrella más pequeña y menos brillante gira alrededor de Sirio. Se le puso el nombre de Sirio B.

En el año 1955 un astrónomo francés se dedicaba a estudiar unos escritos muy antiguos. Se encontró con que hacía casi 2000 años mencionaban a Sirio como una estrella roja. Junto con otros científicos, comenzó entonces a estudiar el movimiento de Sirio A y Sirio B. Pronto comprendieron que tenía que existir otro astro pequeño girando alrededor de las dos. Pero por más que han tratado de enfocarlo con los enormes telescopios modernos y tomarle una fotografía, no lo han logrado. Por los cálculos realizados saben que su camino es muy largo y que tarda como dos mil años para volver al mismo lugar. Entonces, aún sin haber podido verlo, le pusieron el nombre de Sirio C.

Sirio se ve cerca del grupo de estrellas conocido como el Arado.

Sirio C podría ser una estrella tan poco luminosa que no aparece en las fotografías. O podría ser una estrella brillante que por tiempos largos está tapada por Sirio. Habrá que esperar las observaciones que se hagan en los próximos años. Es cuestión de tener paciencia.

Lo que maravilla es ver los grandes conocimientos sobre el movimiento de los astros que llegaron a tener algunos pueblos antiguos. Y lo lograron sin la ayuda de los telescopios ni de las computadoras. Simplemente por la observación paciente y el análisis. Estos conocimientos tuvieron un gran sentido en la vida de esos pueblos. Tal vez, el más importante fue que por medio de los astros medían el tiempo. Así podían calcular la época de las siembras, las fiestas que celebraban en honor de sus dioses y muchas cosas más.


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