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Plantas

El ananás: la fruta del sol

El ananás: la fruta del sol

 

Del Libro Almanaque Escuela Para Todos 2004


 

 

Cuando los españoles vinieron a América, quedaron admirados por la cantidad de frutas nuevas que encontraron. Ellos venían de tierras muy distintas y lejanas. No se imaginaban siquiera que en esta parte del mundo iban a encontrar frutas que, por su gran tamaño y forma, los dejaría asombrados. Tampoco se imaginaron que el sabor de esas frutas iba a ser completamente nuevo para ellos, pues nunca habían probado algo parecido.

La piña es una de esas frutas que fueron nuevas para los españoles. Hoy en día son apreciadas en todo el mundo, y por verlas siempre en los mercados y conseguirlas con tanta facilidad, ni siquiera nos imaginamos que esa fruta maravilló a casi todo aquél que la conocía por primera vez.

La piña crece en climas soleados y calientes. Se produce en muchos países pero el principal productor es Tailandia.

La piña es originaria de las tierras americanas que van desde México hasta Brasil. Su nombre en el idioma guaraní es ananás, que significa “fruta exquisita”. Los indios guaraníes viven repartidos en un extenso territorio que abarca regiones de Paraguay, Argentina, Uruguay, Brasil y Bolivia. Pero fueron los españoles los que le dieron el nombre de “piña”, por su forma tan parecida a las semillas de los pinos.

A los españoles les llamó mucho la atención la forma en que los indígenas la cultivaban, pues estaban acostumbrados a que las frutas crecieran en los árboles y ésta crecía como una simple verdura, pegada a la tierra. Los indígenas la sembraban en hileras, costumbre que se mantiene hasta la fecha, y la usaban como alimento, para curar algunas enfermedades y también preparaban chicha y vino. Pero también la forma de la fruta, su color amarillo, su cáscara escamosa, su gran penacho de hojas, dejó a los españoles fascinados.

Y ni qué decir cuando la probaron. Su carne jugosa y su sabor que es una mezcla entre dulce y ácido, era tan desconocido para ellos, que ni siquiera lo podían describir con detalle en sus relatos.

Con tantas cualidades, no pasó mucho tiempo para que esta hermosa fruta cruzara los mares hasta llegar a Europa. Los españoles, portugueses, ingleses y hasta los piratas, la hicieron parte de su botín y se la llevaron en sus barcos.

Este edificio, con su cúpula en forma de piña, se encuentra en Escocia.

Cuando llegó a esas lejanas tierras, fue bautizada como “la reina de las frutas”. No pudieron haberle escogido un nombre mejor. Su gran corona de hojas verdes la hace una fruta muy distinguida. Su sabor gustó tanto que fue uno de los platos preferidos en los palacios de los reyes. Pero no sólo a los reyes admiró. También fue usada para decorar los platones donde se servían otros alimentos en los palacios. Los platones decorados con piña se convertían ante los ojos de la gente en platillos tan originales y bellos, que con sólo verlos abrían el apetito a cualquiera. Y hasta los artistas se maravillaron tanto con la piña, que en seguida la usaron en sus cuadros y hasta hicieron edificios copiando su forma.

Tanta era la admiración, que “la reina de las frutas” fue llevada a otras partes, como a la India y a varias regiones de África. Y casi cien años después de que la conocieron los europeos, ya la piña se estaba cultivando en la mayor parte de las regiones tropicales del mundo.


Ver texto original del libro: