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Historia

Aquel día 15…

By mayo 17, 2019agosto 13th, 2020No Comments

Aquel día 15…

 

Del Libro Almanaque Escuela Para Todos 2004


Los españoles llegaron a América en el año 1492. Pero pasaron 10 años más, hasta que en su cuarto viaje, a través del mar Atlántico, Cristóbal Colón llegó a las tierras de Centroamérica.

Detuvo sus barcos a una distancia prudente de las exuberantes tierras. Indios pacíficos y con deseos de comerciar salieron al encuentro de los botes que lentamente se acercaban a las costas. Pero desde el primer momento surgió en los españoles la desconfianza frente a un pueblo tan distinto con el que sólo podían hablar por señas. No hubo entendimiento. No se llegó a ningún convenio. Triunfó la desconfianza. Tal vez también el temor y así nació el deseo de dominar y conquistar. Comenzó la agresión y respondía la defensa violenta. Siguieron entonces años de luchas feroces y sangrientas.

Luego, poco a poco, los vencedores se fueron asentando en las tierras y en los pueblos de los indígenas, tratando de establecer una vida más pacífica en las zonas conquistadas.

Y casi la misma historia se repitió en toda la América conquistada por los españoles.

En el año 1524 los españoles fundaron en Guatemala la ciudad de Santiago. Ahí se instalaron las autoridades españolas que habían de administrar lo que llamaron el Reino de Guatemala.

El rey de España nombró a un Capitán General gobernador de ese enorme territorio que se extendía desde Yucatán hasta el sur de Costa Rica. Dado que las distancias eran grandes y que no existían siquiera caminos, se dispuso dividir el Reino de Guatemala en provincias. Cada una con sus propias autoridades, pero todas dependientes de la Capitanía General de Guatemala.

Y así, con altos y bajos, se manejó el gobierno de Centroamérica durante 300 años.

Durante esos años los conquistadores fueron los amos y señores del Reino de Guatemala. Los indígenas trabajaban como esclavos de los españoles en el campo y en las minas. Pues sus tierras fueron expropiadas y entregadas a los conquistadores. Pero siempre, a pesar de injusticias y leyes absurdas, florece en el corazón del ser humano un anhelo de amor y de comprensión. Poco a poco vencedores y vencidos se fueron uniendo y Centroamérica se pobló de “mestizos”, hijos de unos y de otros.

Pero los españoles que habían nacido en España conservaban sus costumbres y su orgullo. Nadie podía ser igual a ellos. Difícilmente un mestizo o un español nacido en América, podía llegar a desempeñar un cargo público. En todo se le daba preferencia a los nacidos en España.

También el comercio estaba totalmente en manos de los españoles. Los productos que se podían exportar y los que venían a América, estaban bajo su control. Las mercaderías que se traían del extranjero llegaban primero a la ciudad capital de Guatemala y de allí se mandaban al resto de las provincias. El tabaco y el cacao, sólo se podían vender a unos pocos comerciantes autorizados.

Pero la situación en el mundo empezó a cambiar. Durante más de 100 años, España había estado en guerra con otros países de Europa. En 1808 las tropas francesas invadieron a una España debilitada por las guerras. Al saberse esto en las colonias de América, comenzaron las revoluciones por la independencia.

En San Salvador, los sacerdotes Matías Delgado y Nicolás Aguilar se levantaron en armas en 1811, y se apoderaron de la ciudad. En Nicaragua hubo intentos de independencia en Granada, en León y en Masaya. En Granada, los rebeldes se apoderaron del Castillo de San Carlos. Al principio los españoles consiguieron controlar las revueltas con las fuerzas del Ejército. Los vencidos eran encarcelados o enviados a lugares lejanos. Otras veces negociaron con los rebeldes, y hasta aceptaron cambiar a algunas autoridades que el pueblo rechazaba. Estas revueltas en las que las autoridades lograban dominar la situación, duraron como 10 años.

Hasta que el 13 de setiembre de 1821 cambió la suerte. Ese día llegó a la capital de Guatemala un mensajero de Chiapas. Había recorrido más de 100 kilómetros a caballo para anunciar que la provincia de Chiapas se unía a México, pues en México ya no mandaban los españoles. El pueblo había logrado derrotar a los conquistadores y por lo tanto Chiapas se iba a unir a México. También instaban a las autoridades del Reino de Guatemala a separarse de España y unirse a México.

La noticia era alarmante. El Capitán General mandó a llamar a las autoridades y a los vecinos principales para que reunidos, el día 15 en el palacio, resolvieran qué hacer.

La noticia corrió por la ciudad. Los partidarios de la independencia visitaron casa por casa, convenciendo a los vecinos para que se reunieran el día 15 frente al palacio de la Capitanía.

El 15 de setiembre desde temprano, comenzaron a llegar las autoridades y los principales políticos españoles al palacio. Cuando estuvieron reunidos, el Capitán General leyó en voz alta los documentos que el mensajero de Chiapas le había entregado. Los ánimos se exaltaron. Algunos pedían que las tropas atacaran a los que trataban de separarse del dominio español, y otros proclamaban que había llegado el momento de que el Reino de Guatemala fuera libre. También se dijo que un ejército de mexicanos se acercaba a la capital para derrocar al gobierno, y que era mejor declarar la independencia antes de que sucediera algo peor.

Doña Dolores Bedoya, esposa de uno de los patriotas, desde tiempos atrás luchaba con empeño por la independencia. Ahora sintió que el momento había llegado. Con cohetes y música de marimba armó en la plaza una enorme algarabía. El pueblo llegó y al poco tiempo se oyeron los gritos de júbilo de la gente, que comenzó a apiñarse también en los corredores del palacio.

Los señores políticos que discutían en la sala del palacio, al ver y oír la alegría de la gente, creyeron que el pueblo se había apoderado de la ciudad. Entonces el Capitán General aceptó la separación de España y ahí mismo se comenzó a redactar el Acta de Independencia.

El Acta del 15 de setiembre declaraba que desde ese día, el Reino de Guatemala quedaba independiente y libre de España. Y que mientras se reunían los representantes de las provincias para decidir cómo se iban a organizar, gobernaría el mismo Capitán General.

Redactada y firmada el Acta, rápidamente varios escribanos la copiaron a mano. Apenas estuvieron las copias listas, partieron jinetes a todo galope para llevarlas a las diferentes provincias. También llevaban documentos que explicaban la separación de la provincia de Chiapas y su propuesta de unirse a México.

A San Salvador, la ciudad más cercana, las noticias llegaron cuando ya había caído la tarde del 21 de setiembre. Allí las autoridades convocaron a una reunión a las personas más influyentes. También llamaron a los vecinos mediante el repique de campanas, música y juegos de pólvora. En la reunión los salvadoreños acordaron aceptar todos los términos del Acta de Independencia de Guatemala. Luego la gente se dirigió a la iglesia parroquial para dar gracias a Dios. Allí se leyó de nuevo el Acta y se cantó un Te Deum.

A Honduras, los jinetes llegaron con los documentos el 28 de setiembre. Llegaron a Comayagua, la vieja capital. Allí también las autoridades invitaron a las personas más distinguidas. Se llegó al acuerdo de declarar la independencia de España. Sin embargo, dispusieron esperar a ver qué gobierno se establecía en México. Dependiendo de eso, decidirían si se unían a ese país o no. Cuando las noticias llegaron a Tegucigalpa, éstos sólo declararon la independencia de España.

A León, en Nicaragua, los documentos llegaron el 27 de setiembre, por la mañana. En esa ciudad las autoridades eran muy fieles a España, por lo que se preocuparon mucho y convocaron a una reunión para el día siguiente. La opinión general fue que no tenían por qué seguir lo dispuesto por Guatemala. Decidieron más bien separarse de Guatemala y así se rompió la unidad del Reino de Guatemala. Además, redactaron otro documento llamado “Acta de los Nublados”, donde acordaban esperar a que se “aclararan los nublados del día” para ver si se independizaban de España. Sin embargo, 15 días después decretaron la independencia de España y, al mismo tiempo, la unión a México. Por otra parte, en Granada, en Nicaragua, sí se juró de inmediato la independencia de España.

A Costa Rica llegaron las noticias el 13 de octubre. Además de los documentos que enviaba Guatemala, el jinete traía la copia del Acta que se había hecho en León. El gobernador de la provincia de Cartago convocó a las autoridades principales de las villas. Hubo confusión y no se sabía qué hacer. Pero finalmente, el 29 de octubre, se acordó con un juramento, declarar la independencia del gobierno español y unirse a México. Para celebrar la independencia, se pusieron antorchas para iluminar las calles desde las 6 hasta las 9 de la noche. Las autoridades dieron permiso para que se celebraran fiestas durante tres días seguidos, siempre y cuando se mantuviera el orden. En la villa de San José, se declaró la independencia de España, pero se decidió además romper definitivamente los lazos con el gobierno de Guatemala.

En los diferentes países de Centroamérica, la independencia se fue declarando en diferentes días de ese año de 1821. Pero toda Centroamérica celebra la independencia el 15 de setiembre. Ese es el homenaje a un pasado que nos mantiene unidos.