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Bonampak

Del Libro Almanaque Escuela Para Todos 2004


Los científicos llamaron a esta ciudad “Bonampak” porque esa palabra, en maya yukatek, significa “muros pintados”.

 

 

En el corazón de la selva, la ciudad recuerda la gloria del pasado maya.

Era el año 1946. Giles Healey, un fotógrafo norteamericano, andaba recorriendo el sur de México. Los guías que lo acompañaban le hablaron de un lugar en la selva que ningún extranjero había visitado. Eran ruinas de edificios construidos por los antepasados indígenas y que los habitantes de la región habían mantenido en secreto durante generaciones enteras. El fotógrafo ya había oído esa historia, pero no sabía si era cierta o si se trataba de una leyenda. También sabía que otros viajeros habían tratado de llegar a ese mismo lugar, pero no lo habían conseguido.

Healey decidió seguir a sus guías. Durante varias jornadas, avanzaron con dificultad en la húmeda y espesa selva de Lacandona. Llegaron finalmente a un sitio cercano a la frontera con Guatemala, a unos 20 kilómetros del río Usumacinta. Allí se encontraron con grandes edificaciones de piedra, algunas un poco derrumbadas por la fuerza de la vegetación y el paso del tiempo. En primer lugar se veía una alta escalinata, y en la parte de arriba varias construcciones de diferentes tamaños. Healey comenzó a recorrerlas. En una de ellas, que estaba dividida en tres salas, le pareció ver algo extraño en uno de los muros. Y cuando se acercó para ver mejor, no pudo creer lo que veía.

Sala 1

Las paredes estaban totalmente decoradas, de arriba a abajo, con pinturas que mostraban la vida de los antiguos mayas. Los artistas habían usado colores intensos, donde resaltaban el azul, el rojo y el verde. Las figuras eran casi de tamaño natural. Se veían músicos y actores animando una gran fiesta. También escenas de batallas, prisioneros y sacrificios humanos.

Las expresiones de los rostros eran impresionantes, porque parecían de verdad. Y recorriendo las salas, rodeado por los personajes, el visitante se sentía en el pasado, como si estuviera viviendo junto a hombres y mujeres que parecían hablar y moverse en los muros de piedra.

Healey sacó todas las fotos que pudo, y después abandonó el lugar, para informar de su descubrimiento a científicos de México y Estados Unidos. Estaba muy impresionado, pero no sabía que esas ruinas eran la obra más valiosa de la pintura que nos han dejado los antiguos habitantes de América.

Sala 2

En Centroamérica y México florecieron grandes civilizaciones, como los aztecas y los mayas. Cuando llegaron los primeros españoles, los aztecas eran un pueblo poderoso y bien organizado.

La historia de los mayas fue diferente. Llegaron a ocupar gran parte de Centroamérica y casi todo el Sureste de México. Pero cuando llegaron los españoles, los mayas ya estaban dispersos, y el fuego magnífico de su civilización casi se había apagado. Las principales ciudades estaban abandonadas y habían sido invadidas por la selva. Desde entonces, las razones por las que desapareció ese Imperio han sido un misterio, que vive con nosotros en estas tierras junto a la sombra de los antiguos mayas.

Los mayas llegaron a tener una civilización muy avanzada. El maíz era su principal cultivo. El gobierno estaba encabezado por un cacique con poderes como los de un rey. Lo llamaban en su idioma “Hombre Auténtico”, y gobernaba ayudado por los sacerdotes y algunas familias. Los sacerdotes se dedicaban mucho al estudio de la Naturaleza, y llegaron a tener grandes conocimientos sobre astronomía y matemáticas. Además, dominaban la escritura, y tenían a su cargo todas las actividades religiosas.

La escritura de los mayas se encuentra en las paredes de los templos, en objetos de piedra, y en unos libros llamados “Códices”. Es una maravillosa combinación de arte y ciencia, representada en imágenes, que resulta muy difícil de entender. A pesar de haber sido estudiada durante años por muchos científicos, aún oculta grandes misterios.

Sala 3

Los mayas hacían naves para viajar por el mar, y construyeron muchas ciudades, con edificios y pirámides de piedra. Allí vivían los gobernantes y se hacían las ceremonias religiosas. La mayoría del pueblo vivía alrededor de las ciudades. Las pinturas de Bonampak fueron hechas en la etapa final del Imperio, hace unos mil 300 años, y nos dan una idea de cómo era la vida de los mayas en esa época. Pero además, algunos científicos piensan que esas pinturas nos podrían estar contando los acontecimientos que llevaron al fin del gran imperio maya.

El edificio donde están las pinturas mide 15 metros de largo por 4 de ancho y 1 metro y 75 centímetros de altura.

En la sala 1, las pinturas muestran a unos príncipes haciéndole un homenaje al rey, que es posiblemente Yajaw Chan Muwan, rey de Bonampak. Junto al rey, en el suelo, hay una bolsa, con un cartel indicando que adentro hay 40 mil semillas de cacao. Estas semillas, que se usaban para preparar el chocolate, tenían un enorme valor. Del otro lado del cuarto, músicos y bailarines se preparan para una danza religiosa. Es muy posible que los gobernantes de ciudades cercanas le trajeran semillas de cacao al rey de Bonampak, como demostración de amistad o como pago de un impuesto.

Un detalle de las pinturas de la sala 1. A la izquierda, la pintura como se ve actualmente, muy borrada por la humedad. A la derecha, una copia en la que se completaron las partes borradas.

En la sala 2 se presenta una sangrienta batalla. Algunos hombres son capturados por grupos de dos o tres guerreros enemigos. Después se ve que los prisioneros son torturados, porque les sale sangre de las uñas. Es posible que enfrentamientos como éste fueran frecuentes en la última época del Imperio, atormentado por rebeliones campesinas y luchas internas.

En la sala 3, las pinturas muestran a las autoridades de Bonampak preparándose para celebrar la victoria. En este cuarto, algunas de las pinturas están incompletas. Eso podría significar que los artistas fueron llamados a luchar en la guerra, antes de poder terminar su trabajo.

Si eso fue así, tal vez es cierto lo que piensan ahora algunos científicos. Según ellos, las pinturas de Bonampak fueron hechas para celebrar la victoria de los gobernantes sobre unos campesinos que se habían rebelado por los maltratos que sufrían. Pero antes que la obra estuviera finalizada, los campesinos volvieron a organizarse, y avanzaron sobre las ciudades, eliminando a todas las familias poderosas y a los sacerdotes.

Los prisioneros son presentados ante el rey de Bonampak, Yajaw Chan Muwan.

Aunque tal vez nunca lleguemos a saber la verdad, esas pinturas son una fuente valiosa de información sobre los antiguos mayas. De ellas no sólo podemos aprender sobre la guerra y la vida de sus gobernantes. Por ejemplo, la pintura azul que usaron los artistas mayas tiene mucha azurita. La azurita es un mineral que se encuentra sólo en el norte de México. Encontrarlo en Bonampak significa que en aquella época había intercambio comercial entre el norte y el sur de México. Además, la presencia de príncipes y regalos en las pinturas de la sala 1 indican que Bonampak era en esa época un lugar muy importante, al que llegaban personajes que venían de 200 kilómetros o más de distancia.

Para los millones de mayas que hoy en día pueblan Centroamérica y México, Bonampak es una joya que ayuda a conservar la memoria y la identidad de su pueblo.


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