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Cancionero

Cancionero

By junio 5, 2019enero 21st, 2020No Comments

Cancionero

 

Del Libro Almanaque Escuela Para Todos 2004


 

 

 

Mi Ranchito
Allá al pie de la montaña,
donde se oculta temprano el Sol,
quedó mi ranchito triste y
abandonada ahí mi labor.

Ahí me pasé los años,
ahí encontré mi primer amor.
Y fueron los desengaños
los que mataron a mi ilusión.

Ay, corazón que te vas,
para nunca volver,
no me digas adiós.
No te despidas jamás,
si no quieres saber
de la ausencia el dolor.

Malaya los ojos negros,
que me embrujaron con su mirar.
Si nunca me hubieran visto,
no fueran causa de mi penar.

Ay, corazón que te vas,
para nunca volver,
no me digas adiós.
Vuelve a alegrar con tu amor
al ranchito que fue,
de mi vida ilusión.

Malaya unos ojos negros…


Dos Monedas
Soy el más desdichado del mundo
y la culpa la tiene este vicio.
Me dejó la mujer que tenía,
ahora pierdo también a mi hijo.
Él jamás supo lo que era un padre,
porque yo andaba siempre borracho,
él pidiendo en la calle limosna
para que yo siguiera tomando.

Una noche lluviosa de invierno,
llegó el pobre hasta donde yo estaba
y me dijo perdón papacito,
ahora sí que no me dieron nada.
Tengo hambre, también mucho frío,
por favor hoy no me digas nada.

Pero yo ciego de tanta ira,
le golpeé hasta casi matarlo.
Y le dije te vas a la calle,
ya no pienso seguirte aguantando.
Ya no tienes ni casa ni padre,
si no traes para seguir tomando.

Salió el pobre temblando de frío
y llorando por lo que le dije.
Mientras yo en la casa embrutecido,
sabrá Dios qué tanto lo maldije.
El alcohol y el sueño me vencieron,
desperté casi ya amaneciendo.
Al abrir la puerta de la casa,
no creí lo que yo estaba viendo.
Allí estaba mi hijo tirado,
había muerto de hambre y de frío,
en su mano le hallé dos monedas,
que me traiba ‘pa comprar más vino
y yo briago no oí que tocaba
y así el pobre murió en el olvido.

Por borracho perdí yo a mi hijo
y a mi esposa que tanto adoraba.
Yo les quiero pedir a los padres,
que no le hagan un mal a sus hijos.
Tal vez Dios me mandó este castigo
por tirarme a la senda del vicio.


El puente roto
Cuando yo supe quererte,
te abrazaba yo en el puente,
nos quisimos de un jalón
y en las tardes tan serenas
por las verdes arboledas,
me robaste el corazón.

Luego vino el tiempo de agua,
ya no supe dónde andabas
y todito se acabó.
Para colmo de mi suerte,
fue creciendo la corriente
y hasta el puente se rompió.

El puente roto le llamó yo,
a tu cariño que se rajó.
Así dejaste mi corazón,
hecho pedazos con tu traición.

Ahora tú en el puente roto,
abrazada con el otro,
ni te acuerdas de mi amor,
porque así son las mujeres
cuando el hombre más las quiere,
siempre pagan con traición.

El puente roto le llamó yo,…


A los cuatro vientos
Dejen que el llanto me bañe el alma.
Quiero llorar, traigo sentimiento.
Quiero gritar a los cuatro vientos
que no soy nadie, que no soy nadie,
que nada valgo sin tu querer, mujer.

Quiero que sepas que ando llorando
como los hombres, no los borrachos.
Quiero que sepan que estoy pagando,
con llanto amargo mi falso orgullo y mi vanidad.

Dejen que el llanto me bañe el alma,
no es que yo quiera sentirme un santo.
Dejen llorar, yo no sé qué traigo,
no sé qué traigo en el corazón.

Quiero que sepas que al verte ajena,
mi falso orgullo se doblegó.
Que poco valgo sin tu cariño,
que poco valgo ya sin tu amor.

Dejen que el llanto me bañe el alma.
Que poco valgo sin tu cariño,
que poco valgo ya sin tu amor.
Dejen que el llanto me bañe el alma.


Al pie de la montaña
Una casita al pie de la montaña,
un arroyo que corra por el campo,
un sol, que alumbre siempre mi mañana
y una luna que brille en la noche
mientras canto.

Un cariño que entienda mi cariño,
una guitarra fiel que me acompañe,
una copa de vino y un amigo,
que platique de amor y respete el dolor
sin que me engañe.

Eso quiero tener para darle mi adiós.
A la gran ciudad. Yo la quise querer,
pero siempre encontré alguien que me hizo mal.

Por eso busco al pie de la montaña
y el arroyo que corra por el campo.
Por eso quiero el sol de la mañana,
que me ayude a vivir sin que me sienta morir
dentro del alma.


El sauce y la palma
El sauce y la palma se mecen con calma,
sus hojas se visten de un nácar azul,
hermoso sombrío del sauce y la palma,
palma de mi alma, ¡Qué linda eres tú!

Qué largas se me hacen las horas sin verte,
joven de mi alma, la dueña de mi amor,
porque eres un ángel bajado del cielo,
que le das consuelo a mi pobre corazón.

Al golpe del alba la liebre ligera.
¡Qué lindo es el Sol! ¡Qué horrible la fiera!
Qué dicha tan grande del hombre que espera
la fiel compañera, la dueña de su amor.

El sauce y la palma se mecen con calma,…

 


Mi amigo el tordillo
Lo conocí de potrillo,
galopando en la pradera.
Lo conocí de potrillo,
galopando en la pradera.

Y yo le puse el tordillo, tordillo,
porque su pelo así era, de veras.
Y lo eduqué de chiquillo,
nada más para las trincheras.

Cuando ya vi que era hora,
le compré su buena silla.
Cuando ya vi que era hora,
le compré su buena silla.

Mi treinta treinta canana y pistola
y mi tordillo decía, decía,
ya se nos vino la bola
y nos vamos con Pancho Villa.

Mi tordillo era entendido
y por nada lo cambiaba.
Mi tordillo era entendido
y por nada lo cambiaba.

Cuando nos vimos perdidos, perdidos,
por Obregón en Zelaya, en Zelaya,
no más lanzó un relinchido
y nos fuimos para Chihuahua.

Me demostró ser amigo
cerca de Torreoncuagüila.
No obstante estar mal herido el tordillo
me llevó a la serranía enseguida,
sacándome del peligro,
pero dando por mí la vida.

El tiempo ha transcurrido,
del tordillo nada queda.
El tiempo ha transcurrido,
del tordillo nada queda.

A su nobleza suspiro y suspiro,
al recordar lo que fuera y quien era.
Ya parece que lo miro,
galopando por la pradera.


A la luz de un farol
Las canciones que a ti te gustaron,
en mis serenatas siempre te canté.
Mis canciones se las llevó el viento,
el viento también se llevó tu querer.

Cuando tú me querías,
las estrellas se me hacían más bellas,
la Luna y el Sol.
Hoy me alumbra más que las estrellas,
el Sol y la Luna, la luz de un farol.

Vas a pagar, vas a pagar
esta infamia que hiciste conmigo.

Bien sabe Dios, bien sabe Dios
lo que te va a pasar por castigo.
Pagarás en tus noches oscuras,
cuando todos sepan cómo me pagaste.

Para entonces no habrá quien te cante,
ni te hable de estrellas,
de Luna o de Sol.
Para entonces quisiera mirarte,
pidiéndole al cielo la luz de un farol.

Vas a pagar, vas a pagar
esta infamia que hiciste conmigo.


Pénjamo
Ya vamos llegando a Pénjamo,
ya brillan allá sus cúpulas.
De Corralejo parece un espejo
mi lindo Pénjamo,
sus torres cuatas son dos alcayatas
prendidas al sol.

Su gran variedad de pájaros
que silban de puro júbilo,
y ese paseo de Churipitzeo
que tiene Pénjamo,
es un suspiro que allá en Guanguitiro
se vuelve canción.

Que me sirvan las otras por Pénjamo,
soy de Pénjamo, soy de Pénjamo.
que me sirvan las otras por Pénjamo,
por mi Pénjamo voy a brindar.

Que yo parecía de Pénjamo
me dijo una de Cuerámaro,
voy, voy, pos ora
pos mire, señora, que soy de Pénjamo,
lo habrá notado por lo atravesado
que somos allá.

Al cabo por todo México
hay muchos que son de Pénjamo,
si una muchacha te mira y se agacha
es que es de Pénjamo,
y si otra te mira y luego suspira
también es de allá.

Si un hombre por una pérfida
se mata con otro prójimo,
si es decidido y muy atrevido
es que es de Pénjamo;
si a quemarropa te invita a una copa
pos ya ni dudar.

Si quieres venir a Pénjamo,
mi tierra feliz y cálida,
dame un besito que sientas bonito
y ahí está Pénjamo,
con sus rincones y bellas canciones
que te hablan de amor.


Otra vez
Quiero ver otra vez
tus ojitos en noche serena;
quiero oír otra vez
tus palabras calmando mi pena.

Quiero ser otra vez
el que inquieta la paz de tus sueños,
con la voz amorosa
de un cariño borracho de ensueños.

Y quisiera, sobre todo,
un poquito de esperanza;
tú te has vuelto muy esquiva,
muy dada a la desconfianza.

No hay razón, dulce bien,
que me trates como a un extraño,
siempre soy el que he sido;
no me pagues con un desengaño,
mira, negra, me harías mucho daño.


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