El indio sabio
(Cuento)
Del Libro Almanaque Escuela Para Todos 2004
El sacerdote del palacio tenía que preparar el sermón para la misa del domingo. Quería predicar sobre los 7 sacramentos. Pensativo caminaba por los jardines cuando se encontró con el Rey que venía con sus oficiales. El Rey lo detuvo y le preguntó: “¿Dígame, Padre, cuántos dioses hay?” El Padre, que estaba muy concentrado con lo que tenía que decir en la misa, sin pensarlo, le dijo:
“Por supuesto siete, ni más ni menos”. El Rey se paró furioso y le contestó: “Preséntese a esta misma hora mañana a explicar quiénes son esos siete dioses pues no acepto esa falta de respeto”.
Horas después un indio encontró al Padre en el jardín del palacio, caminando angustiado y afligido. “¿Qué pasó, padrecito? ¿Por qué tanto trajín?”, le dijo. El Padre le explicó lo que le había pasado y que no sabía cómo iba a salir de ese embrollo, porque nunca había pensado en burlarse del Rey. Entonces el indio le dijo: “Padre, déjeme explicar eso en su lugar”. El Padre para sus adentros pensó: ¿Qué podrá decir este indio? Pero lo pondré en manos de Dios que se vale de la lengua de los humildes” y le respondió: “hágalo usted, mi amigo”.
Llegó la hora y el Padre presentó al indio ante el Rey para que éste explicara la razón de aquella respuesta. El indio se puso frente a los oficiales y acompañantes del Rey y sin ningún temor, empezó a hablarles:
“El primer dios que muchos de ustedes adoran es el poder. Y para conseguirlo no les importa si tienen que matar y atropellar a los demás.
El segundo dios que adoran es la tierra. La tierra que le quitan a la gente que la necesita, la tierra que fue hecha para todos.
El tercero que adoran es el oro y el dinero. Algunos venden hasta su conciencia para conseguirlo.
El cuarto dios que la mayoría de ustedes adoran es el licor, sacrificando la paz de su familia y su dignidad.
El quinto es el egoísmo. No hay nada más importante que ustedes mismos. No importa que su hermano tenga que sufrir. La palabra “yo” es la primera escrita en sus corazones.
El sexto dios que muchos adoran es el sexo. Sacrifican a sus cónyuges y se burlan de sus votos de matrimonio para adorarlo.
Y el último dios que adoramos y honramos es el Dios verdadero. Es aquel que mandó a su Hijo para salvarnos del poder de esos otros dioses.”
Así el indio no sólo salvó al padrecito sino que le dijo algunas verdades al Rey y a su corte.
