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Historia

El primer avión en Centroamérica

By febrero 22, 2019marzo 11th, 2019No Comments

El primer avión en Centroamérica

Del Libro Almanaque Escuela Para Todos 2001

Primer avión de los hermanos Wright, que voló el 17 de diciembre de 1903.

 

Wilburg y Orville eran dos hermanos de apellido Wright, quienes tenían un taller de bicicletas en Estados Unidos. Sus ratos libres los dedicaron a estudiar y a experimentar con planeadores. Así lograron inventar el primer avión de motor en el año 1903. Ellos perfeccionaron el invento en Francia y unos cinco años después se empezaron a fabricar los primeros aviones.

En ese tiempo Centroamérica era muy distinta. En las ciudades apenas se empezaban a conocer los primeros carros. El medio de transporte más moderno y novedoso que empezaba a funcionar era el tren. Sólo algunas pocas familias de recursos económicos tenían luz eléctrica durante las noches. En el día no existía este servicio. El telégrafo comunicaba a las personas de las principales ciudades y los teléfonos y la radio aún no se habían desarrollado. Los periódicos eran pocos y no los leían todos. Las noticias del mundo tardaban meses en conocerse en Centroamérica. Por eso eran pocas las personas que conocían de la existencia de aquellos primeros aviones.

Un Blériot como este fue el primer avión que voló en Centroamérica.

Han pasado 90 años desde que sucedió la siguiente historia que les vamos a contar. Los pilotos en ese entonces se jugaban la vida en cada vuelo y la aviación en el mundo era sólo un espectáculo para ofrecérselo al público. Un empresario dedicado a eso fue José Fuentes, posiblemente de origen salvadoreño. El vino de Estados Unidos y se presentó al Gobierno de Costa Rica. Se reunió con el Presidente de la República y con la Comisión de Fiestas Populares de fin de año, para convencerla de que presentaran en la capital un espectáculo aéreo. El costo sería de 1500 dólares por vuelo más los sueldos de sus ayudantes. “Es mucha plata pero no importa”, dijeron los miembros de la Comisión, quienes fueron apoyados por el Presidente.

Años después la Sabana llegó a ser un aeropuerto.

La noticia de que los vecinos podrían ver volar un avión fue causa de entusiasmo general y corrió de boca en boca por las calles de la ciudad. “Increíble, no es verdad”, eran las palabras que surgían de las conversaciones en las esquinas y en el mercado de la ciudad que se veía siempre lleno de carretones y caballos.

Como el avión no pudo llegar a tiempo para los festejos populares que se celebraban en diciembre, tuvieron que atrasar el inicio de las fiestas para efectuarlas en los primeros días de enero.

El Presidente de la República de Costa Rica, don Ricardo Jiménez, era el más interesado, pues se dijo que quería impresionar a una delegación oficial del Gobierno de El Salvador que en esos días se encontraba en el país. Tanto se esperaba de este espectáculo, que la Comisión de Festejos declaró “Semana de la Aviación” los días durante los cuales se efectuarían los actos.

Al final se trajo un avión francés marca “Blériot”, uno de los más famosos de aquel tiempo. Pero, curiosamente, no vino volando. Llegó en barco a Puerto Limón, el 29 de diciembre de 1911. Allí venía Seligman, el piloto, acompañado de su esposa y de unos mecánicos. La nave estaba desarmada y metida en cajas de madera.

El avión y el piloto llegaron a San José en la noche de ese mismo día. Pero tampoco vinieron volando. La travesía la hicieron en tren. Como el aparato venía en piezas, Seligman dijo que necesitaba dos días para armar la máquina que él valorizaba en 7.000 dólares.

Por fin llegó la hora de la verdad. El contrato decía que Seligman debía realizar dos vuelos diarios durante dos días seguidos. Según los informes de prensa, el primero de enero de 1912 había en el llano de La Sabana unas 40.000 personas. Era época de verano y esa mañana soplaba un fuerte viento. Todo estaba listo: espectadores, avión y piloto.

Seligman dijo antes de subirse al aparato: “dentro de un momento ejecutaré el vuelo, aunque corre demasiado viento. Voy a jugarme la vida, recuerdos para mi esposa”.

Lowell Yerex, manejó el correo aéreo de Honduras y en 1931 fundó TACA, la primera compañía aérea de la región.

El avión, impulsado por un motor de 7 cilindros de 50 caballos de fuerza y hélice de madera, emprendió su carrera en el potrero. A los 250 metros dio un salto y se elevó un metro, después en otro salto subió a 60 metros, luego bajó violentamente a 25 metros y se mantuvo en esa altura. Cuando había volado unos 700 metros y la multitud aún incrédula empezaba a aplaudir, el aviador y su nave se precipitaron a tierra y quedaron colgados en las ramas de uno de los árboles que rodeaban el improvisado campo de aterrizaje.

Como salido de una gigantesca garganta, un potente grito resonó en el gran llano: “¡¡se mató!!”. Ese fue el primer vuelo y por poco la primera catástrofe. Milagrosamente, a Seligman lo único que le ocurrió fue el susto y el avión sólo necesitaba algunas pequeñas reparaciones. Al día siguiente tendría lugar el segundo vuelo. Este se había planeado para impresionar a la misión salvadoreña. Seligman debía volar por encima del hotel donde estaban alojados los distinguidos visitantes. Había que demostrar que Costa Rica se ponía a la cabeza en la aviación. Aunque la desilusión del día anterior había sido grande y los periódicos escribieron que volaba más un yigüirro entre los árboles que ese avión. Pero faltaba el segundo vuelo. No llegaron ni 4.000 personas a La Sabana, seguro porque había sido muy grande el chasco del primer intento. Esta vez el piloto logró volar unos 5 kilómetros, dando una pequeña vuelta por encima de unos grandes árboles. Nadie quedó satisfecho con la presentación. Seligman recibió sólo la mitad del pago establecido en el contrato. Y entonces desarmó el avión y lo puso dentro de las mismas cajas en que lo trajo y se fue a Panamá.

Así de accidentada fue como empezó la historia de la aviación en Centroamérica. Pasaron muchos años hasta que se fundaron las primeras empresas aéreas, dedicadas al transporte de correspondencia y de pasajeros.


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