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El Relongo
(Cuento)

Del Libro Almanaque Escuela Para Todos 2002


 

 

En un viaje que hizo a la ciudad, un ganadero compró un reloj de pulsera muy fino. Pocos días después se fue a recorrer la finca a caballo. Y como hacía mucho calor, se fue a bañar al río. Colgó la ropa en la rama de un árbol y puso el reloj sobre una piedra. Después de bañarse se vistió, montó el caballo y se fue para su casa en el pueblo. Al irse acercando quiso mirar el reloj para ver la hora. Y al darse cuenta de que no lo llevaba dijo: –¡A caray!, dejé el reloj en la piedra. Pero no hay cuidado. Timoteo, el mozo, se baña todas las tardes en el río. Y como tiene ojos pelados como una lechuza, de seguro que lo va a encontrar y mañana me lo traerá.

Al día siguiente llegó Timoteo y el patrón le preguntó:

–¿Trajiste mi reloj? –¿Cómo?– contestó Timoteo.

El patrón le respondió: –Hombre, cuando te fuiste a bañar al río, ¿no encontraste un reloj sobre una piedra?

–¿Un relongo?– dijo Timoteo. –¿Así se llama ese animalillo? Fíjese que cuando llegué al río, me llamó la atención un animalillo muy raro, con cabecita blanca, que estaba sobre una piedra. Me acerqué para examinarlo y no me va hablando y me dice: “te pico, te pico, te pico”. Yo brinqué del susto y agarré una piedra y le dije: –A mí no me vas a picar, animalillo bocón–, y lo aplasté con la piedra. Pero al mirar que le salieron tripas de acero salí huyendo a toda carrera.


 

Ver texto original del libro: