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Personajes

El sobrino vagabundo

El sobrino vagabundo

 

Del Libro Almanaque Escuela Para Todos 2012


 

 

Benjamín tenía un sobrino muy querido, pero no muy trabajador. Siempre andaba quejándose de todo y pidiéndole algún dinero para salir de apuros. Ningún oficio era lo suficientemente bueno para él. Parecía que nunca aprendería los hábitos del trabajo y del ahorro y menos aún a valerse por sí solo en la vida.

Benjamín, como hombre de campo sabio y reflexivo, buscaba la manera de ayudarlo, pero sobre todo de que su joven sobrino se ayudara a sí mismo. Entonces, una madrugada, todavía medio dormido y antes de levantarse para iniciar sus labores en el cafetal, recordó algo que había leído en un almanaque antiguo que había pertenecido a su abuelo Alejo Carmen. Era un librito que se llamaba “Almanaque del pobre Richard”. Esa lectura le sirvió de inspiración y se fue a buscar a su sobrino para proponerle un trato.

Con gran cariño le dijo: Yo no le puedo seguir prestando dinero, pero si usted encuentra un trabajo cuente con que yo le pago una cantidad igual a la que se va a ganar. Dicho y hecho, ambos se dieron la mano y el sobrino empezó a buscar alguna ocupación, pues sabía que aunque no ganara mucho, con la parte que su tío le ofreció se redondearía fácilmente un buen sueldito.

A partir de ese día, empezó a darse un cambio en la actitud del sobrino: consiguió trabajo en las tardes como aprendiz en la imprenta del pueblo y en las mañanas trabajaba en el campo o hacia un sabroso queso para vender. Sus quejas fueron disminuyendo, fue consiguiendo mejores puestos en la imprenta y cada día tenía más pedidos para su queso. Pronto se encontró sintiéndose muy satisfecho por lo que había lo grado por sí mismo y además ganando una buena platita. Entonces, agradecido, se fue a buscar a su tío para decirle:

Tío Benjamín, vengo a devolverle el dinero que me prestó y a decirle que gracias a Dios, no necesito que me dé más. Pero en verdad, lo más importante es agradecerle por haberme hecho descubrir que yo valía mucho y que podía salir adelante por mis propios medios. Tal y como estaba escrito en el viejo almanaque de su abuelo, me he dado cuenta de que “la actitud es la madre de la suerte”.

Este relato está inspirado en un hecho que se le atribuye al personaje del que podrán leer en la siguiente página:


 

 Ver texto original del libro: