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Manualidades

Horno de barro

By marzo 7, 2019enero 23rd, 2020No Comments

Horno de barro

 

Del Libro Almanaque Escuela Para Todos 2014


Horno hecho con ladrillos.

 

 

El uso del horno es una costumbre muy antigua de la humanidad. Unos 8 mil años antes de Cristo ya las personas usaban hornos. Los primeros hornos eran simples cuevas que encontraban, o los hacían picando una pared de roca. En esa cueva prendían el fuego y sobre las brasas ponían a cocinar la carne y otros alimentos. También los hornos fueron usados para cocinar vasijas de barro y hasta para fundir algunos metales.

Tiempo después, pueblos antiguos como los egipcios, judíos, griegos y romanos, acostumbraban hacer en sus palacios, hornos de piedra o de barro en forma de cúpula. Los usaban para cocinar y hacer panes de trigo. Uno de los primeros panes que se hizo en esos hornos fue el pan sin levadura del que habla la Biblia.

Esta escultura egipcia representa la molida del trigo para el pan.

De ahí nos viene la costumbre de tener en las casas un horno de barro en forma de cúpula. Estos hornos están hechos con tierra arcillosa, pues la tierra es un material aislante que casi no deja escapar el calor.

Hace algunos años, en nuestros pueblos era frecuente encontrarse esas pequeñas cúpulas de barro frente a las casas. El horno no solo las adornaba, sino que también era muy útil y necesario, pues se usaba a diario. En ese tiempo no había luz eléctrica. Toda la familia se acostaba temprano después de haber compartido un rato juntos, ya fuera contando un cuento o una leyenda, o solo escuchando los sonidos que empiezan a llenar los campos cuando anochece.

Hoy recordamos a esa apreciada señora de la casa, que mientras amasaba el maíz o la harina, le decía a alguno de sus hijos que trajera la leña y prendiera el horno para que se fuera calentando. Una o dos horas después, cuando ya estaba caliente, se apartaba la leña y se dejaban las brasas. Entonces ella ponía unas bandejas de lata con el biscocho de maíz, el pan casero o los plátanos maduros. Luego cerraba la puerta del horno para que no escapara el calor y, algunos minutos después, ya se habían cocinado.

Esos alimentos recién sacados del horno eran el sustento que esperaba a los hombres que venían cansados, después de una larga jornada de trabajo. Se sentaban con el resto de la familia en las bancas o sillas del corredor, y los saboreaban con una jarra de café caliente en la mano.

Antiguo horno casero.

Muchas de esas hermosas costumbres han ido desapareciendo. La tranquilidad con que se vivía en esos tiempos, ha cambiado por el bullicio debido al crecimiento de las ciudades. También hoy día las casas no cuentan con suficiente espacio y son pocas las personas que pueden tener un horno de barro y disfrutar de un corredor con bancas donde sentarse un rato con su familia. Ya la paciencia de prender un horno, escuchar cómo suena la leña al arder y poder oler el delicioso aroma de esos alimentos recién hechos, han ido quedando en el olvido.

Sin embargo, muchas personas desean que estas costumbres no desaparezcan, porque el horno de barro es un lugar de unión familiar, es calor de hogar y produce alegría. También hoy en día en algunas aldeas indígenas, el horno es un lugar de encuentro de la comunidad.

Horno tradicional de barro:

Para hacer un horno tradicional de barro se necesitan principalmente ladrillos de barro, que se pueden conseguir en un almacén de materiales de construcción. Además, para unir los ladrillos, hay que usar un pegamento que no resquebraje y que resista el calor. Este pegamento se puede hacer con tierra arcillosa. Por cada 3 baldes de tierra, se agrega un balde de cal viva y un balde de cemento gris. Para humedecer esos ingredientes y hacer la masa o mezcla, se usa miel de purga o melaza en lugar de agua.

Un horno generalmente se construye sobre una mesa o banco macizo que esté a unos 80 centímetros de alto. El fin es que el horno esté a una altura cómoda para usarlo. Un horno de tamaño mediano, debe tener por dentro una base redonda que mida de lado a lado más o menos un metro. Debe tener también una altura mínima de unos 50 centímetros. En la parte de atrás se le puede poner una chimenea de lata o de ladrillos, con el agujero de salida a un alto de unos 40 centímetros desde la base del horno.

Para hacerle la forma a la puerta, se puede usar un molde o marco de madera como formaleta. También para hacer la forma redonda de la cúpula, se usa un armazón, curvando reglas delgadas de madera, o bien, rellenando con arena húmeda la parte de adentro del horno. Sobre ese molde, ya sea de reglas o de arena, se va haciendo la cúpula con los ladrillos y la mezcla de pegamento de barro.

Una vez terminado el horno, se puede pulir poniéndole por encima una capa del mismo pegamento de barro. Luego se deja unos 15 días para que los materiales se sequen. Finalmente se quitan los moldes. La primera vez conviene prender el horno con poquito fuego, para que el calor termine de endurecer los materiales. Finalmente se le construye una compuerta de metal que servirá para tapar la entrada y evitar así que el calor escape cuando se va a hornear.


Ver texto original del libro: